Supervivientes del incendio de Calicanto (Torrente-Chiva) 6

Seguimos con la odisea de huida de las llamas. Si queréis un recorrido cronológico:

Incendio Calicanto. Primeras noticias.

Incendio Calicanto. Llegada a casa.

Incendio Calicanto. Huida de casa.

Incendio Calicanto. Segunda evacuación.

Incendio Calicanto. Diferencias de concepto.

Al final nos quedamos solos, bueno nosotros dos de nuestra familia, me refiero, con un montón de perros, dos coches y el veterinario. Pocas opciones quedaban y las únicas que nos quedaron tras la orden de la policía de abandonar la zona era un número de teléfono que el veterinario le había dado a mi mujer. Un número de una residencia canina. Quedamos en un espacio algo más amplio, a un par de kilómetros de distancia, y nos pusimos en marcha. En el camino, junto a la autopista encontré de nuevo, ahora más centrados, los grupos de policía con chaleco: impidiendo la entrada de todos aquellos que les había pillado fuera. Muchos tenían dentro animales, quizás algún familiar en una de las residencias que aún estaban evacuando, y, en todo caso, todos sus bienes y su casa, como la que nosotros habíamos tenido que dejar atrás. En el nuevo punto de encuentro consiguió contactar con una residencia de animales, aunque, como siempre, no se enteró de las indicaciones geográficas. Dando vueltas a cincuenta kilómetros de casa fui consciente, interioricé, por primera vez algo: si la casa se había perdido, con ella, se habían perdido todos mis libros y libretas. Libros de ediciones ya descatalogadas, algunos firmados por el autor, libretas con mis escritos, los más antiguos y que no sé si algún día me decidiré a pasar al ordenador, incluso aquellos que estoy a mitad pasar; o con escritos de otros familiares muertos que estoy compartiendo con vosotros en los otros blog. También, los cuadros de mi abuelo y sus amigos, el ordenador ( con fotos, vídeos, etc…) así como los álbumes de fotos y los antiguos negativos…  todo, todo, todo, salvo mis últimos trabajos que estaban en el maletero del coche, donde llevaba mi portátil.

Fue en ese momento cuando establecí en mi mente que nada importaba, que si todo se había perdido… muchas cosas iban a cambiar.

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