Iba a ser un único artículo pero algunas referencias realizadas en mi artículo de la semana pasada resultaron en una especie de tormenta en las redes, con varios comentarios, algunos de ellos despectivos por lo que consideraron menosprecio u olvido de las comunidades forales.
Para empezar nunca he realizado declaración como empresa, lo más como profesional y en muy poco plazo dejé el tema de las declaraciones en manos de mi asesor. Además nunca, ni siquiera en la época que fuimos cooperativa, facturamos a clientes en el País Vaco, aunque llegamos a trabajar para uno pero fue indirectamente y facturando a su empresa asociada en Valencia. Por todo ello no sé si es cierto o no que las empresas declara por separado el IVA y los beneficios de la parte del negocio realizada en el País Vasco y Navarra. En todo caso, si se hace así es un motivo más para considerar falsas y tendenciosas las balanzas fiscales, pues al revés no sucede igual. Quiero decir aunque una empresa radicada en el País Vasco o Navarra declare por separado lo de su región y «el resto de España», ¿a qué comunidad autónoma se imputa ese resto de España ya que no está desglosado. Peor aún si las empresas allí radicadas no desglosan (cosa que ignoro si hacen o no), si tenemos en cuenta que esa declaración por separado es porque efectivamente el País Vasco y Navarra sí tienen hacienda propia (y sobre eso hablaremos la próxima semana) lo que quiere decir que lo que se desglosa es porque lo recaudan y gestionan allí.
En realidad el problema es que nuestra constitución es relativamente incoherente: por una parte el artículo 14 establece la igualdad de todos los españoles, pero por otra el mantenimiento del régimen fiscal diferenciado del País Vasco y Navarra, régimen heredado de la época franquista, implica una diferencia que ahora otros reclaman.
