Supervivientes del incendio de Calicanto (Torrente-Chiva) 5

Seguimos con la odisea de huida de las llamas. Si queréis un recorrido cronológico:

Incendio Calicanto. Primeras noticias.

Incendio Calicanto. Llegada a casa.

Incendio Calicanto. Huida de casa.

Incendio Calicanto. Segunda evacuación.

En el primer lugar en el que paramos parecía seguro, cuando llegamos. Allí nos reagrupamos y veíamos que hacer. Aquí surgieron las primeras disensiones, los primeros (los únicos pero eternos) puntos discrepantes. Mientras mi mujer abría las ventanas del coche, para evitar el golpe de calor a los perros, yo dejaba las misas cerradas, para evitar que nuestro hijo inhalase el humo (aunque es cierto que aún no llegaba humo al lugar dónde estábamos concentrados.

Después de mi primera prioridad, mi hijo, la segunda era mi madre. Aquejada de una bronquitis desde hace unos días a consecuencia de un resfriado mal curado. Pese a mi insistencia se negaban a irse con mi hermana, a la casa de ella, mientras nosotros buscábamos que hacer con los perros. Inicialmente, mi mujer contactaba telefónicamente con un vecino del otro extremo de la urbanización para ver si podíamos dejar allí los perros, junto con el suyo. Mientras yo veía pasar a la guardia civil camino de su zona y tras preguntarles me confirmaban que también los iban a evacuar. Mi mujer se cerraba a irnos más lejos sin saber dónde dejar a los perros, mi madre se negaba a irse dejándonos a nosotros atrás, yo quería que saliéramos cuanto antes, pues no veía ninguna solución en quedarnos allí hasta que envueltos en humo tuviéramos que huir de nuevo o la policía nos desalojase por la fuerza.

Como decía las diferencias eran demasiado extremas: mis intereses, ahora que consideraba que había perdido todo, salvo lo que llevaba encima, era salvar a mi hijo, a mi madre y al resto de nosotros. El único interés de mi esposa parecía ser los perros. Al final mi hermana y yo conseguimos convencer a mi madre para que iniciasen camino. Basto apelar a sus instintos de abuela y hacer que ellos sacasen a mi hijo del infierno que se avecinaba. El humo empezaba a llegar dónde estábamos cuando mi hermana partía en su coche seguida por mis padres, con el suyo y mi hijo en él.

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