Si algo define a Valencia y al pueblo Valenciano, mal que pese a algunos es el cristianismo. La Valencia actual nace como pueblo y como reino el 9 de Octubre de 1239 cuando el Rey Jaime I de Aragón entra en la capital, Valencia, tras la rendición del rey moro de la taifa de Balansiya. Tras la entrada Triunfal el Rey y su capellán presiden en la entonces aún mezquita, un Te Deum o acto de dar gracias a Dios por la conquista, gesto que hasta el año pasado se seguía realizando con la asistencia de las autoridades en la Catedral levantada sobre los mismos terrenos, y que este pasado año las nuevas autoridades en su sectarismo decidieron no asistir. El Rey Jaime inició la conquista en 1229 con la toma de Morella desde Aragón y la finalizó con la de los últimos pueblos de Alicante en 1296 constituyendo una unidad que, salvo dos pequeñas incorporaciones en el siglo XVII y la perdida de algunos pueblos fronterizos en varias de las muchas guerras civiles de España, en especial la de sucesión a la muerte de Carlos II, constituye el mismo territorio de la actual Comunidad Valenciana.
No es por ello extraño que con el mismo fervor religioso y después de la última guerra civil, en la que Valencia fue capital de uno de los bandos y en la que muchas iglesias e imágenes fueron quemadas por los partidarios de dicho bando, en agradecimiento por la salvación de la ciudad (en realidad salvo los daños causados por los propios gobernantes y sus huestes en edificios religiosos la ciudad no sufrió ningún daño durante la guerra) y de la venerada imagen de la Virgen de los Desamparados cuyo origen se remonta al siglo XV, la Fallera Mayor de Valencia y su corte de honor decidieron hacer una sencilla ofrenda de flores a la patrona, ofrenda que se realizó en el interior del Templo.
Al año siguiente se sumaron a la misma las comisiones de la Fallera mayor y la fallera mayor del año anterior y poco después las de todas las integrantes de la corte de honor y años anteriores y en apenas unos años la ofrenda de flores incluía a todas las comisiones de Valencia capital y algunas de pueblos por lo que se hizo necesario trasladar el acto al exterior, salvo en su momento final con la Fallera mayor, su corte de honor y las autoridades, que son las únicas que entras a la Basílica. Este año, hoy, no sabemos si entraran o siguiendo su tradicional sectarismo optaran por no participar.
Pero tanto como muestra de alegría y regocijo como del espíritu y fervor de un pueblo como es el valenciano, la Ofrenda de flores a la Virgen y todos los demás actos de Fallas merecen el reconocimiento por la UNESCO como PATRIMONIO INMATERIAL DE LA HUMANIDAD.
