¿Recortes?, ¿De verdad lo son?

¿Recortes?, ¿De verdad lo son?

Cuando se publique este artículo estaré ya despierto de la anestesia, espero, aunque casi seguro que no estaré en condiciones de publicarlo, por eso lo he dejado programado, pero no es eso de lo que quería hablaros.
Hace tres años, casi cuatro, empecé a tener problemas y acudí a un urólogo de la compañía de seguros que tenía contratada. Él me indicó que tenía la próstata bastante agrandada y me recomendó operar… pero cuando le planteé la opción de laser me indicó que no la usaba. Así que decidí buscar otras opciones.
Durante unos meses recorrí varios urólogos, según me indicaban en la compañía por vía telefónica y la conclusión era que ninguno realizaba la operación por láser. Hasta que al final solicité la información a la compañía por escrito después que la enfermera de uno de ellos me indicase que sí realizaba la operación por láser, pero con mi compañía únicamente con las pólizas de funcionarios (sí, además de tener un empleo que es vitalicio los funcionarios disponen de pólizas pagadas —no sé si todo pero sí parte— por el estado, con los impuestos de todos, y con prestaciones superiores a las pólizas normales en algunas compañías, pese a que el resto de ciudadanos contribuyentes no tenemos esos beneficios, no siquiera pagándolas integras) así que reclamé con mi póliza cual era el urólogo con el que poder hacerlo. La conclusión fue que ninguna.
A partir de ese momento opté por probar en la sanidad pública (a fin de cuentas la pago con mis impuestos y cotizaciones) ya que el hospital que me toca por zona las hace. No tenía ninguna garantía de qué criterio siguen para decidir si la operación la realizan con láser, endoscopia o abriendo… bueno, al menos esto último sí, pues es como operaron a mi padre, ya que según indicó el urólogo era demasiado grande para las otras opciones. Ahí empezó un proceso que en marzo de 2015, apenas año y medio después de iniciado parecía estar a punto de concluir (y eso con los tiempos entre visitas de la seguridad social), quedándome para una última visita a principio de julio, según me indicó la doctora para iniciar el preoperatorio.

¿Recortes?, ¿De verdad lo son?
Cuál fue mi sorpresa que al acudir a la visita de julio me encontré con un nuevo doctor, que me solicitó una nueva batería de pruebas ya que «no lo veía claro». Eso significó un proceso de un año, algo más en realidad, en el que me realizaron diversas pruebas (cuyo coste ignoro, pero que posiblemente sean en conjunto iguales o superiores a la operación en sí) para estudiar si realmente debía opérame, junto con un tratamiento a razón de doscientos euros al mes (más o menos, de los cuales tengo que pagar casi la mitad) con lo que el coste, pienso, es ya mayor que la operación en sí, pero lo llaman recortes.
Y realmente así seguiría si no fuera porque a finales del pasado año recibí una carta de la compañía en la que me indicaban que a partir de este año sí me cubrían la operación con láser, entre otros cambios de mi póliza. Naturalmente no con ninguno de los urólogos con los que había tenido visita, así que tuve que volver a empezar y tras cinco meses de pruebas llegamos al preoperatorio, y si ha existido un periodo de dos meses y pico de espera tras este ha sido únicamente por temas de calendario de vacaciones y ocupación de quirófanos, pues parece que pese a ser un clínica privada, faena no les falta.
Aunque yo pregunto, si no fuera por mi opción de irme a la sanidad privada ¿Cuánto tiempo tendría que seguir sufriendo caras pruebas y con un carísimo tratamiento en nombre de los recortes, antes de llegar a l conclusión de que debido al tamaño de la próstata ya no era viable la opción del láser?
Y también me pregunto por qué, curiosamente, cuando todo iba viento en popa hacia la operación había tantas manifestaciones contra los recortes y precisamente después, cuando realmente percibí recortes, en postergación de pruebas y en retrasos de acciones, en especial de la casi programada operación no veo, sin embargo, ninguna manifestación contra los recortes por las calles, ¿Será que no importa la existencia o eficiencia de los recortes sino quien recorta?

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