Aunque la adoración de los magos no está claro cuando se realizó, ni si la famosa estrella de Belén fue un comenta una nova u otro tipo de objeto, se sabe que hasta la edad media el fervor popular no les dio el título de reyes a los magos.
Y esa es una diferencia importante. Aunque esta sea una noche de ilusión, en estos tiempo difíciles más para los pequeños que para los mayores que, en múltiples ocasiones, sacrifican sus anhelos y deseos en favor de los más pequeños, no debemos perder de vista la causa de esta ilusión: Los regalos llevados por los magoi, muy posiblemente los sacerdotes y astrólogos de zoroastrismo persa, heredero de las antiguas tradiciones sumerias, lugar de nacimiento de Abraham, que representan en su ser tanto a la antigua tradición, anterior a las tablas de la ley judaica, como al resto de la humanidad.
La adoración de los magos y sus regalos viene a manifestar que Dios no se hace humano para salvar a un pueblo sino a toda la humanidad. Y eso es algo que en el mercantilismo actual estamos perdiendo relegando estas fiestas a comida, bebida y regalos.