Formado únicamente por una abrazadera de madera y una barra metálica, retorcida y afilada en el extremo, posiblemente sea una de las herramientas más fáciles y antiguas.
Su objetivo, naturalmente, es taladrar la madera. Ya sea como inicio para un clavo, con lo que conseguimos evitar que una madera muy fibrosa se abra, o como paso previo para atornillar cualquier elemento, ya sean tirafondos, cáncamos o alcayatas.
Es cierto que hoy muchas de sus funciones las suple el taladro, prácticamente todas. Y con mucha menos fuerza, por lo que ha quedado únicamente para aquellos procesos en los que frente a la fuerza o la dificultad del material prima la delicadeza y el cuidado en la realización del agujero previo al atornillado o clavado.
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