Ya os adelanté algo el pasado día, cuando empecé a hablar de los impuesto que se pagan por un piso. Algunos, lo que en cierto modo es normal, se pagan por el importe de compra, o por la diferencia entre los importes de compra y venta.
Pero hoy no voy a hablaros de esos impuestos sino del propio precio de la vivienda, de un precio completamente ficticio, llamado valor catastral, que es fijado por el estado, no necesariamente de acuerdo con el mercado, como demuestra el hecho que en pleno 2011 y 2012, con la crisis iniciada y empezando a bajar los precios, el valor catastral se incrementó en torno a un 10% en la media de España. También que siguiera incrementándose, en menos casos pero en valores mucho más altos en algunos de ellos, a lo largo de este 2013 con la caída de precios ya establecida, o simplemente que no bajen quedándose en algunos casos por encima del doble del valor de mercado demuestra hasta qué punto este valor es ficticio y hasta qué punto ha dejado de ser una referencia de valor para serlo de la voracidad recaudadora de las distintas administraciones del estado.
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