Y me refiero a chapuza en el más peyorativo de sus significados: algo mal hecho.
Naturalmente, así planteado, en frío nunca es una opción, con lo que difícilmente podrá ser la mejor, pero cuando se tienen en cuenta factores distintos, externos a la propia tarea llega el momento en que uno se tiene que plantear que quizás dejar las cosas perfectas no es lo más adecuado.
Pero en ocasiones, ese afán perfeccionista complica las cosas, en especial cuando no sabes o no tienes práctica suficiente en determinadas técnicas. Uno de esos casos, en mi propia experiencia, es el del lucido o, en su caso, el cubrimiento de las juntas de las placas de yeso, en especial de las esquinas.
Sin embargo, en este caso concreto hay, además, otras componentes. Para empezar es una obra que inicié hace mucho. De hecho al mudarnos a esta casa. La cuestión es que en su día, agobiado por otros temas, otras tareas más urgentes, en lugar de montar la estantería tal cual la había diseñado, me limité a darle funcionalidad y seguir adelante. Las placas quedaron sujetas con cinta de carrocero y los estantes fueron montados con planchas de aglomerado obtenidas de recortes, que en ocasiones no se ajustaban por completo al tamaño del estante. Pero el verano pasado me animé a desmontarlo y volver a la faena, esperando acabarla en el mismo.
Algunos problemas adicionales, y un cierto desánimo surgido a finales del otoño cuando me empecé a plantear que quizás acabaría pronto dejando la casa, me han llevado a tener todo el año las cosas amontonadas mientras trabajaba (o en realidad ya no trabajaba) en la estantería.
Ahora que finalmente he retomado la tarea, mi planteamiento, no es el mismo. Por ello, viendo los gruesos pegotes de pasta seca, uno de mis planteamientos es que, quizás, no necesite dejarla lisa y fina, que aunque quede una chapuza, lo urgente, lo que realmente me interesa, es recuperar la funcionalidad, al menos por ahora.
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