Dado que es una de las series de artículos que más éxito están teniendo he decidido actualizarlo y traéroslo aquí de nuevo.
Parece mentira pero una pieza tan humilde, y barata, como el burlete o goma que rodea la puerta es tan vital para una nevera como el complicado sistema de compresión que se usa para producir frío a partir de energía eléctrica o calorífica (en las de gas)… posiblemente por eso, cada vez más, las empresas fabricantes de electrodomésticos están buscando medios de evitar esta poco rentable reparación.
Uno de los medios más usuales es la eliminación de los elementos móviles que permiten la sustitución de la goma, así se ha pasado en la mayoría de neveras de un interior atornillado que sujeta la goma a un interior pegado, normalmente sellado con calor, en forma de una única pieza, lo que obliga a la reparación más cara, pero con menores gastos de tiempo y personal, de sustituir la puerta completa, aunque este problema lo podemos evitar, en algunos casos.
Así cuando en la antigua nevera, que dejamos de auxiliar en el sótano al mudarnos cayó definitivamente la goma de la puerta me dio mucha rabia tener que prescindir de ella…
…pero tampoco estaba dispuesto a abonar los casi ochenta euros que nos pedían por la sustitución de la puerta ¡Y eso hace más de seis años!, fue entonces cuando nos dijeron, poco antes del traslado, que la nevera estaba desahuciada si no cambiábamos la puerta. Por las grietas siguió perdiendo hasta que cambié la goma:
A día de hoy la nevera aún sigue funcionando.
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