Hay partes de la instalación que no son imprescindibles, mientras que otras sí. Empezamos por retirar aquellas que no lo son, en parte porque hay alternativas y en parte porque su uso no es insustituible, como son los enchufes de la valla de la piscina y del propio cuadro, ya que disponemos de otras líneas en el jardín con tensión que pueden usar los albañiles para su trabajo y nosotros en caso de necesitarlo.
Tampoco es imprescindible el uso del foco de la piscina por lo que desconectamos y retiramos el trasformador que da la tensión a dicho foco, pues aquí, en España, no está permitido que un aparato de 220V se sitúe en la piscina, por lo que el foco es de 12V, para lo que hay que reconvertir la tensión.
Tras ello soltamos la alimentación del cuadro de la piscina. A falta de más espacio lo conectaremos directos, protegido únicamente por el automático del interior de la casa, en el inicio de la línea. No es que nos haga especial gracia, pero no hayamos otro modo de seguir manteniendo la depuradora de la piscina mientras dura la obra.
Aunque posteriormente tengamos que soltarlo para poder mover el cable, de momento, dejamos el único que seguirá en uso tras la retirada de la instalación eléctrica: el que da servicio al motor de la bomba de la piscina. Con él aun montado soltamos los tornillos que sujetan la caja del mando a la pared.
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