Volvemos a poner el estante en el sitio y atornillamos los pernos de unos siete centímetros de largo. Estos serán ahora los que sujeten los estantes a las paredes laterales de madera.
La siguiente fase es más estética que funcional, ya que la trasera es mera chapa de unos 5 mm aunque posiblemente evite algo el alabeado de los estantes por el peso de los libros, pero su principal misión es fijar la trasera a los estantes y evitar el combado hacia el exterior de esta y la posibilidad de caída de la trasera. Para ello lo primero es saber por dónde está el estante en la parte trasera. Para ello rodeamos la estantería con una cuerda que nos permite saber dónde está el estante.
Una vez marcado usamos tornillos medianos, apenas un par o tres centímetros para fijar la trasera.
Y finalmente tenemos la estantería nuevamente en uso y firme, para volver a llenarla de libros.
