El periodo de siete a nueve años es un momento de cambios en la vida de un niño. Cambios en el modo de vida que implican cambios en las necesidades, pero también eventos sociales, que implican cambios en el entorno.
Aunque cada vez menos, tanto porque ha dejado de ser un evento social para ser un evento de Fe, el momento de la Primera Comunión, es algo importante. Y parte de esa importancia son los cambios en el entorno. Es por ello que muchas familias católicas aprovechamos para renovar el mobiliario de la habitación, haciendo, entre otras cosas, que se sientan “más mayores”.
Pero antes de ese momento, en este caso unos diez meses antes, las necesidades tanto de estudios como físicas hacen que los viejos muebles de bebe )o al menos de niño pequeño) ya no sean operativos.
Por ello nos planteamos montarle provisionalmente una mesa de trabajo que luego pudiéramos reutilizar.
Para ello vamos a usar un tablero de pino de 60×200 centímetros y cuatro paratas metálicas atornilladas, de forma que una vez decidamos retirarla baste con desatornillar las patas para guardarlas hasta otro uso.
Lo primero es disponer el tablero boca abajo en una superficie plana.
Luego abrimos el paquete de las patas para extraer los soporte que hay que fijar al tablero. Medimos para ponerlos de forma equidistante de los laterales más cercanos en cada caso.
