Tras una primera capa extendemos una segunda para llegar al nivel deseado. Lo habitual en estos casos es usar un regle para ponerlo todo a nivel, pero dado lo encajonado del hueco y el difícil acceso usaremos un trozo de listón al que hemos puesto un par de clavos que nos permiten sujetarlo como si fuese una llana, aunque el listón es más larga y su ancho (que se convierte en altura dada la posición) también es mayor. De hecho probé un primer intento con la llana y el resultado fue que el hormigón se me subía a ella, a menos que la pusiera en oblicuo, pero en ese caso había lugares a los que no podía llegar.
El siguiente paso, y de hecho la última actuación en lo que respecta al suelo de la zona de jardín cubierto de obra, lo realicé un par de semanas después ya que de ese modo el relleno se fue asentando y la parte de bajo se acabó de fraguar. De esta forma aunque el acceso no sea cómodo podemos situarnos sobre esa pare y usarla como punto de apoyo y acceso, de forma mucho más cómoda a usarla desde el exterior, ya que está algo por encima y en ese caso hay que agacharse mucho, como nos pasó al confeccionar la parte más baja. El primer paso es volver a situar la verja metálica que usaremos a modo de ferralla para darle rigidez a la losa.
