Un grano en el culo

Ayer por la mañana tuvimos una nueva sesión de la escuela de padres de APNADAH. No es la primera, aunque sí, quizás, la primera que os cuento.

El tema era sobre la autoestima. Básicamente la conclusión que saqué de la jornada… pese a que las sicólogas que la impartieron no la nombraran: Los niños, y los adultos también pero a los niños les afecta menos, con TDAH son incómodos, eso hace que los demás los rechacen y por eso acaban con baja autoestima.

Dejando aparte el problema que puedan tener con la necesidad de más tiempo para realizar algunas cosas, lo que no es problemático salvo en momento puntuales, sí existen una serie de cuestiones que en la sociedad occidental actual, y solo en ella, generan rechazo.

SON INCÓMODOS, porque no se suelen callar cuando es adecuado.

SON INCÓMODOS, porque si se les empuja, ataca, insulta, humilla o pega responden. Y responden con respecto a su percepción que suele ser amplificada respecto a la de los demás. ¡Y lo hacen hasta que se les machaca!

SON INCÓMODOS, porque hay que explicarles y concienciarles que las cosas cuestan esfuerzo, y posiblemente a ellos más. Sobre todo porque para ello padres y profesores, sobre todo los profesores y demás educadores, deben ser conscientes de que las cosas cuestan esfuerzo y eso no es políticamente correcto, hoy día.

SON INCÓMODOS, porque su discapacidad no es visible, obvia, pero la impulsividad les lleva a decir lo que piensan… aunque no deban pensarlo. No deban, claro, desde el punto de vista de lo que esta de moda o se entiende como “correcto”, políticamente correcto.

Y sin embargo podemos aprender mucho de ellos, siempre que no los machaquemos.

La sinceridad, que implica no reprimir sus impulsos, en muchas ocasiones puede ser incomoda e inconveniente, pero siempre es una muestra de inocencia, que la sociedad actual no solo ha perdido sino que rechaza y repudia. Frente a ellos nuestra sociedad fomenta el egoísmo, el beneficio… y si puede ser gratis mejor.

El esfuerzo, que ellos son capaces de hacer cuando están correctamente motivados, es un ejemplo para los adultos y, sobre todo, para sus compañeros. Sin embargo hoy decimos que cuenta el proceso, pero miramos el resultado; o peor aún, fijamos el resultado en función de nuestras conveniencias y de lo que nos resulta más fácil.

No creo que este artículo lleve al mundo a cambiar su visión del TDAH, pero espero que, al menos, invite a reflexionar a los lectores.

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