Por qué no creo en el socialismo II

Por qué no creo en el socialismo

Tras la lectura de mi artículo anterior una amiga resumió lo que podía ser el resultado final de los artículos de esta serie (pues aunque en un principio pensaba escribir solo uno me ha salido demasiado largo para ello) : «No creo en el socialismo porque experimento en cabeza ajena».

Y una vez comentado lo que ha pasado a lo largo de la semana seguiremos con el artículo en sí.

Socialismo y economia

Aunque posiblemente existan muchos más ejemplos en la historia vamos a dar un salto en la historia hasta llegar al siglo XIX cuando una serie de filósofos se plantearon algunas reflexiones sobre la sociedad que vivían. Unas reflexiones que pudieron hacerse porque las revoluciones liberales, que ellos llamaron «burguesas» del siglo anterior y de inicios del mismo, tenían un elemento esencial al que esos autores decidieron renunciar en favor de algo que consideraron más importante. Renunciaron a la libertad en favor de la igualdad sin percibir que con la primera renuncia, la libertad, perdían también el segundo concepto: la igualdad.

Aunque esa parte, la de la diferencia entre igualdad y libertad podría servimos para otro artículo. Lo importante (y por qué el socialismo está condenado al fracaso) es que, al igual que Cristo casi dos mil años antes, este grupo de orígenes protestantes y judíos decidió olvidar un elemento esencial de la naturaleza humana: el egoísmo.

Así mientras Cristo combate ese egoísmo con la voluntariedad, el sistema político nacido de la mente de Engels y Marx y aplicado por Lenin, Trotski y Stalin en su primera versión obvian el egoísmo y optan por la imposición. Una postura que es seguida por muchos líderes mundiales en los que podemos incluir los actuales de Castro, Kim Jong-un o Maduro (aunque en realidad deberíamos hablar de su predecesor Chavez) pese a que la experiencia de sus pueblos nos hablan de bajos (incluso en casos nulos) rendimientos y una importante regresión en el bienestar de los pueblos.

Algo que parece que sí ha entendido el presidente de China, Xi Jinping, y alguno de sus antecesores o el de Vietnam, Trần Đại Quang, o más bien su antecesor Truong Tan Sangy su primer ministro Nguyen Tan Dung, que sin dejar la faceta política comunista han renunciado a la económica optando por varios tipos de transición hacia sistemas capitalistas, que entre otros medios permiten premiar el éxito.

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