La (no) guerra de Libia

Resulta preocupante, por no decir palabras más graves, ver como aquellos políticos que hace solo 7 años justificaban, y aprovechaban, el 11-M como venganza por el envío de tropas españolas a la post-guerra de Iraq, hoy envían alegremente a las tropas españolas a combatir en el espacio aéreo y naval de Libia, aunque no quieran llamarlo por su nombre: GUERRA.

Estuve dudando entre traer este comentario aquí o llevármelo al blog de literatura por las evidentes similitudes entre nuestros gobernantes y el Ingsoc de 1984. Pero al final, como lamentablemente ahora hablamos del mundo real, he decidido que es más adecuado para este dominical.

No es que sea partidario de Gadafi. Personalmente me parece tan peligroso y perjudicial para su pueblo como los hermanos Castro, Omar Hasan Ahmad al-Bashir, Kim Jong Il, Mahmoud Ahmadinejad, Bashar Al-Assad o Teodoro Obiang Nguema, por decir algunos actuales o Saddam Hussein, Idi Amin, Hitler o Satlin, por nombrar algunos de los que ya no están en el poder.

Por pucho que algunos miembros del partido del gobierno se empeñen la guerra de Libia, porque es una guerra, no solo iguala, sino que supera a la de Irak. En realidad las guerras de Irak estaban motivadas no solo en que Saddam Hussein fuera peligroso para su pueblo sino en que lo era para sus vecinos: La invasión de Kuwait motivó la primera de las dos guerras y, en ella, Irak atacó a Arabia (base de las tropas aliadas) pero también a Israel, que en ningún momento previo había realizado acción alguna contra Irak. Previamente a ello desarrollo impunemente una guerra de 8 años contra su vecino Iran ante la impasibilidad de la comunidad internacional, principalmente por el delito, aún no olvidado por la comunidad internacional, de haber asaltado una embajada y violado territorio soberano de otro estado secuestrando al personal diplomático y refugiados.

Cierto que Gadafi, además de masacrar a su pueblo cuando se le ha puesto en contra, ha prestado refugio y soporte para su entrenamiento a múltiples grupos terroristas que han operado en occidente IRA, Brigadas Rojas, ETA, OLP… y aunque hace años intervino en la guerra civil del Chad, en la actualidad no representa peligro para ningún país, aparte del propio. Pero ¿Son las simpatías o antipatías políticas las que definen si una guerra es no no legal? Parece ser que para nuestro gobierno sí, con el agravante de que, además, se avergüenzan de sus actos.

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