Lavanderas, horneros, huertos…
Cuando queremos que nuestro Belén gane en tamaño y riqueza recurrimos a la representación de escenas cotidianas de la vida.
Dos son las tendencias, en muchas ocasiones coexistentes, que podemos seguir a la hora de representar escenas de la vida cotidiana.
La primera de ellas trata de representar escenas y vestiduras de la vida cotidiana del momento del Nacimiento de Cristo. Hablamos pues de escenas con pastores, lavanderas, pescadores, herreros, carpinteros, panaderos… provistos de túnicas largas y ondulantes rematadas por turbantes o velos, tanto en hombres como en mujeres, similares a los que hoy día aún visten en muchos países árabes. Aunque también algunos pueden aparecer con el traje corto romano, con falda tanto ellos como ellas, pues todos sabemos que el dominador impone sus modas.
Y aunque algunos de los personajes ataviados a la usanza tradicional puedan llevar espadas o puñales al cinto lo suyo es disponer en algunos lugares estratégicos de centuriones romanos.
La otra tendencia consiste en representar oficios más o menos contemporáneos, y digo más o menos pues también aquí podemos distinguir entre los contemporáneos de la época en que se empezó a instalar Belenes hasta el siglo XIX y por otra parte algunos que optan por una estética claramente contemporánea.
En este primer subgrupo podemos encontrar arqueros, cruzados, castañeras, y otro sin fin de personajes que abarcan desde la edad media, muchos de ellos de carácter puramente local y, en ocasiones, ataviados con ropas o tocados típicamente regionales.
