Augusto Cesar decidió hacer varios censos en el Imperio. Curiosamente cada ciudadano debía censarse en aquel lugar de donde era nativa su familia y no donde residía él realmente.
Posiblemente esta costumbre tuviera que ver con la organización política de la Republica Romana donde cada una de las diecisiete tribus tenía un voto, fueran cuales fueran los miembros de esta que votaran en la asamblea. La pequeña molestia de desplazarse al campo, para los senadores y patricios rurales, que eran la mayoría, se veía compensada por el mayor peso que tenían en las quince tribus rurales, frente a las dos de la ciudad de Roma.
Fuera como fuese, el caso es que, se aplico el mismo método a los no ciudadanos Romanos y por ello José, de la familia del rey David tuvo que desplazarse a Belén para el censo.
Lo hizo acompañado de su familia, que en esos momentos se reducía a María, su esposa embarazada.
La escena del empadronamiento en si, consiste en una mesa con un funcionario, el censor, encargado de la lista de gentes o censo, pero también del mantenimiento de las costumbres y la verdad en la ley romana. Como funcionario vestirá al estilo romano y posiblemente este escoltado por uno o varios legionarios. A estos se unirá una Pléyades de israelitas haciendo cola al otro lado de la mesa.
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