La verdad es que a estas alturas quien ponga un Belén en su casa ya lo debe tener más que montado, y quien no… pues ellos se lo pierden.
Un Belén es mucho más que una mera escena representando un hecho histórico, un Belén es una inspiración para ser mejores, un recordatorio de lo que significa revestirse de humildad y hacerse lo más pobre y lo más pequeño para convencer con el ejemplo, lo que es todo un cambio después de las tres semanas… ¡Qué tres semanas, tres legislaturas!, que llevamos de mentiras, falsedades, engaños, ocultaciones…
Siempre he mantenido que el mensaje de Jesús no es factible aplicarlo a la gestión de un estado, al gobierno, pues por una parte es un mensaje personal y profundamente interior, aunque pueda ser manifestado externamente por elementos como un humilde Belén, por mucho que algunos se empeñen en perseguirlo.
Pero aquí no me refiero a los Belenes que tradicionalmente se ponen en algunas instituciones y entidades y que este año han sido reducidos o eliminados por gente sin piedad ni raíces que solo buscan condenar nuestra sociedad a la destrucción, no, aquí quiero hablar de lo Belenes que se montan en las casas particulares y que son los que nos pueden servir tanto de recordatorio como de inspiración… y que no dejan de ser un interesante trabajo de bricolaje.
