Tras esto ponemos una de las baldosas. Llevando cuidado de que no se rompan con la caída y que tampoco queden desplazadas respecto a su posición.
Y luego la otra. En este caso debemos tener más cuidado aún ya que al ser la última el espacio está muy justo.
Finalmente, con cuidado para no romperlas, pero con firmeza, las golpeamos con un martillo de goma para que vayan quedando firmes y a la misma altura que las demás. Por último con un trapo húmedo retiramos la pasta que ha salido por las juntas, salvo una pequeña cantidad que nos servirá para hacer de junta. En este proceso de limpieza nos percatamos del fallo acaecido y es que al quedar flojo de base, con la presión de la baldosa adyacente, se ha roto una esquina de una de las que no estaban sueltas. Finalmente las marcamos con una caja vacía para no pisar durante el proceso de secado.
One comment