Una vez finalizada la primera fase de la pintura reiniciamos la limpieza, o eliminación, de la pintura vieja.
Inicialmente usamos, con las adecuadas precauciones, lo mismo que hemos hecho en la fase anterior, el cepillo para la amoladora.
Aunque esto nos plantea un problema… de economía. Cada cepillo cuesta unos 8 euros y su rendimiento es más bien escaso. En la imagen podemos ver para lo que nos da un cepillo antes de gastarse totalmente.
Por ello nos planteamos buscar alternativas.