Encuadernar un libro

Los que me seguís en todos mis blog, tanto el otro de redactores como el mio personal, sabéis que una de mis aficiones es la escritura (la otra por supuesto es, o era, aún no lo tengo decidido, el bricolaje) y algunos aspectos cercanos pueden ubicarse en este blog. En concreto mi participación en varios concursos literarios que aún tienen la costumbre de pedir copias en papel (y generalmente encuadernadas) por lo que hace unos meses aproveche dos ofertas de una cadena de supermercados alemana (bueno no se si dos de la misma o una en cada) y compré una encuadernadora de gusanillo y otra térmica.

Varios factores me llevan a decantarme por uno u otro sistema, aunque reconozco que el tiempo es uno de ellos, me refiero a la disponibilidad de tiempo para hacerlo, claro. Indudablemente con la encuadernadora térmica quedan mejor, aunque requiere más faena.

En esta ocasión disponía de tiempo, así que decidí usar la encuadernadora térmica… y además hacer un experimento.

Este va a consistir en fabricar nosotros mismos las tapas, en lugar de utilizar las suministradas con el equipo, que no nos valen por ser pequeñas ya que las mayores son para 50 hojas.

Para ello lo primero es medir cuanto vamos a necesitar para el lomo:

Encuadernar un libro

One comment

  1. No me parece que en gusanillo sea menos tiempo ¡Hay que perforar tan poco a poco!

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