Hablamos en el capítulo pasado de los desafíos del cabecero que, por un lado, tiene que hacer funciones de mesita de noche, dado que por la cercanía de la ventana no es posible poner una mesita de noche al lado de la cama y, por otro, compensar y esquivar el pilar de la esquina.
La idea inicial proviene de una revista de bricolaje, aunque como hace bastante que lo diseñé no recuerdo cual y no guardo el original, aunque a diferencia de la revista, donde planteaban el cabecero cubriendo más altura y menos anchura, en realidad apenas una repisa que tapaba una estantería de un centro comercial especializado en bricolaje, patrocinador de la misma, nosotros optamos por una idea distinta: un cabecero bajo que nos permite hacer de mesita de noche y más ancho de lo que necesitamos para enrasar la pared (recordemos el pilar que, en la práctica impide la colocación de un cabecero normal) y disponer de espacio para dos estanterías de distinta profundidad, aunque, al final, no las realizamos.
Esta no realización tiene más que ver con el uso del mismo que con el proyecto y el diseño en sí. Recordemos que el proyecto inicial era de un cabecero para adultos, cuyo objetivo era esconder una estantería para libros, mientras que el actual es de una habitación infantil, muy infantil. Así pues el hueco bajo el cabecero se convirtió, en sí mismo, en un lugar de juego y escondite, por lo que decidimos dejar la realización de las estanterías para cuando perdiese su función. Sin embargo, el natural desgaste de los materiales y la búsqueda de un espacio conjuntado en la renovación de mobiliario nos hizo prescindir de este proyecto.
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