Cabecero mesita

Una de las partes peor logradas del diseño de nuestra casa fue la distribución de las ventanas. Creadas por el arquitecto para dar una visión uniforme, de conjunto, en el exterior en el interior quedaron un poco en lugares inconvenientes: Dos ventanas en la bañera, que el constructor no supo realizar correctamente en la parte interior creando una auténtica chapuza donde debería haber obra y un simple falseado exterior, lo mismo dicho sea de paso que en la ducha del baño principal, otro de los puntos problemáticos, pero no es eso lo que nos ocupa. Las habitaciones también se llevaron su parte, entre eso y los pilares, que no sé si fue cosa de él, de una mala medición del terreno o de la inutilidad de los operarios parecieron cobra vida propia y ponerse en el lugar más inconveniente.

Fruto de esto acabamos con un pilar en la pared del cabecero de nuestra habitación, en lugar de en el vestidor, donde quedaría oculto, aunque ese es un tema para otro artículo, y por similitud, un pilar en la habitación de mi hijo, que debería estar unos cuarenta centímetros más allá, y veinte centímetros menos de pared.

Veinte centímetros de pared pueden no parecer mucho, no lo son, incluso en una habitación de tres metros de ancho representan apenas 0,6 metros cuadrados, ni una décima parte de los doce que debería tener.

Pero cuando esos veinte centímetros se hayan, o mejor dicho no se hayan, entre la pared lateral de la cama y la ventana que hay en la pared donde vamos a poner el cabecero (situada ahí por estética en el exterior con el resto de ventanas) y encima contienen un pilar inesperado, cuando esos veinte reducen de ciento quince a noventa y cinco (algunos menos en la práctica por los rodapiés) confeccionar un cabecero para ubicar la cama y ubicar una mesita de noche cobra visos de ser un desafío.

Cabecero con función de mesita

One comment

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *