Tanto esfuerzo ¿para qué?

Estos días algunos de vosotros habréis echado de menos mis artículos. Motivos familiares me han mantenido alejado de la red, volviendo justo a tiempo para este dominical sobre temas varios que hace unos meses decidí incluir en el blog.

Como no podía ser de otra forma el motivo de este dominical tendrá que ver con aquello que me ha mantenido alejado de vosotros. Lo cierto es que ante el anuncio de nuevas subidas de impuestos los ciudadanos nos preguntamos muchas veces ¿para qué? Y senos responde que para pagar los servicios que se nos presta. Sin embargo cuando vemos que esos servicios cada día son de peor calidad, que siempre los pagamos los mismos y que no nos beneficia en nada el hecho de pagarlos nos hace pensar en la mera posibilidad de dejar de hacerlo… cosa ciertamente difícil mientras uno mantiene un trabajo pero… ¿Merece la pena perder ocho horas al día para luego ver como tras un golpe en la cabeza, y en otras partes del cuerpo, los servicios médicos se limitan a suturar las heridas y enviarte a casa, a treinta y cinco kilómetros del hospital, diciendo, eso sí, que vuelvan a llevarla si se desmaya o se duerme sin poder evitarlo, pero sin comprobar si tiene o no un derrame interno?

Máxime sabiendo que muchos que ni siquiera contribuyen al sistema van de hospital en hospital para que les hagan y repitan las mismas pruebas, simplemente porque no les gusta el diagnostico que les indica un medico. Viendo como unos cuantos se aprovechan del sistema, que hoy día sólo pagamos unos pocos, y como dieciocho gobiernos, a cual más insaciable que otro se pelean por sangrar al ciudadano dan ganas de abandonarlo todo y empezar a vivir del cuento, de los subsidios y de pedigueñear… Quizás aún no… pero cuando (y fijaros que no digo si, sino cuando) el nivel de corrupción y de latrocinio que nos gobierna haga que dejarlo todo no implique vivir peor… entonces será el momento de sumarse a la cola del cuento… Al menos ganaremos ocho (diez si contamos el trasporte) libres al día.

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