Reforma fiscal

Para concluir la serie de artículos que dediqué a las reformas en la forma de gobierno para que España pueda sobrevivir voy a dedicar otros artículos a una de las principales funciones del estado: los impuestos.

Se que algunas de las cosas que voy a plantear os van a parecer aberraciones, y posiblemente lo sean desde el punto de vista económico, pero desde el punto de vista político, si se desea evitar la ruptura de España no hay más posibilidad ni más solución que aplicarlas, junto con el brutal adelgazamiento institucional y funcionarial asociado, que planteé en la serie política.

Para empezar, antes de presentar cambios repasemos lo que tenemos, que básicamente son seis tipos de impuestos (Nota legalmente algunos no lo son, o no reciben el nombre de tales, pero como son pagos a alguna administración del estado los considero como tal):

Impuestos a las personas físicas: renta, formalmente conocido como IRPF y seguridad social (tanto la que paga un trabajador como la que paga la empresa, radique donde radique) y en algunos casos impuesto de patrimonio.

Impuestos a las personas jurídicas: Tanto en relación a sus beneficios (Sociedades) como a su actividad (IVA)

Impuestos a los bienes: Impuesto de bienes inmuebles, arbitrios, Tasa de basuras…

Impuestos especiales: Tabaco, alcoholes, hidrocarburos…

Impuestos por actos: Tasa judiciales, impuesto de actos documentados, impuesto de trasmisiones patrimoniales,…

Sé que esta no es una calificación tradicional, pero a efectos políticos es la relevante. También sé que el IVA lo pagamos los ciudadanos al comprar bienes (y lo pagamos pues no nos lo podemos desgravar) pero son las empresas las que lo liquidan a hacienda. También liquidan la cuota a la seguridad social, incluso la que pagan, pero lo hacen asociada al CIF, y por lo tanto si es el caso al lugar de residencia, del trabajador.

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