Uno de los elementos de bricolaje más curiosos es la pistola de aire. Con forma de secador de pelo, en realidad las diferencias son mínimas tanto en el concepto como en las piezas, salvo por qué la pistola de aire lanza la corriente a una temperatura entre 800 y 1000 grados centígrados y un secador trabaja con muchísimo menos temperatura, pues no creo que nuestro pelo ni nuestra piel fuesen a soportar esa temperatura.
En cuanto a los usos hay dos aspectos a tener en cuenta: uno es el de la seguridad y otro el de la ecología.
Respecto a la seguridad siempre la usaremos con gafas, guantes y mascarilla, o deberíamos. Dos son los motivos principales. Uno general y es que el flujo de aire puede chocar contra la superficie a la que lo dirijamos y volver atrás (y entonces nos interesa tener protegida nuestra piel y mucosas) y el otro motivo es más partículas y dependerá de para que la vayamos a usar. Si el objetivo es doblar una tubería posiblemente no generé nada problemático, pero si la vamos a usar para limpiar la pintura de un mueble o de una superficie metálica es posible que esta desprenda vapores tóxicos al calentarse a tanta temperatura.
En cuanto al tema ecológico destacar que en algunos casos su uso puede ser más ecológico que otras alternativas, por ejemplo en el caso de querer retirar pintura, aunque vaya a soltar vapores tóxicos, es menos tóxico hacerlo con la pistola y una espátula que con decapante.
En otros usos, como doblar una tubería de PVC, puede ser más interesante (y seguro) usar la pistola de aire que el soldador a gas, para calentar la tubería y poderla doblar de forma que cuando se enfrié mantenga la forma.
