Continuamos con el articulo de noviembre sobre la regeneración de la pintura de la valla.
Para empezar hacemos una prueba retirando aquellos puntos de la pintura que están en peor estado, usando la espátula o rasqueta metálica.
Aprovechamos para, una vez retirado el buzón marcar y perforar el lugar donde situaremos los remaches que lo sujetaran.
Una vez retiradas las partes más dañadas de la pintura y realizadas las perforaciones procedemos a aplicar un convertidor de oxido, que trasformara este en una capa protectora.
Esta es la primera prueba que realizamos para mejorar la estabilidad de la parte metálica de la valla.
Sin embargo una vez seca comprobamos que hay trozos desprendidos… y por otra parte algunos en los que el conversor de oxido ha acumulado gotas y creado alguno globos que tenemos que eliminar… para lo que finalmente recurrimos a la lijadora, dejando tan despejadas algunas partes que se hace necesario una segunda aplicación del conversor o protector.
Teniendo en cuenta el coste del conversor y la cantidad de operaciones que necesitamos para hacerlo viable, al final, decidimos pasar del mismo para el resto de la valla. Para ello la pintura a adquirir debe contener el conversor.
Existen pinturas que realizan la función de convertir el oxido en protección, además de dar un color a la superficie puntada y protegerla para el futuro. Son más caros que los esmaltes normales y tienen algunos problemas de aplicación que comentaremos más adelante, pero en conjunto salen más rentables, o al menos a mi me lo pareció.
Por otra parte en esta primera prueba llegue a la conclusión que tenía que eliminar la pintura anterior completamente.