Muere la Patria Valenciana.

Cuando a principios de los noventa acabábamos la universidad, un amigo y yo, nos planteamos colaborar en algún partido político, ya que dejábamos la delegación de alumnos donde habíamos vivido unos años intensos, sobre todo con las definición de los , entonces, nuevos planes de estudio.

Él de izquierdas, pero no catalanista, tampoco especialmente españolista dada su condición de chileno, aunque sí hispanohablante. Le fue imposible encontrar en la Valencia de aquellos años una organización de izquierdas que no fuera catalanista y en la que no tuviera que hablar en catalán. Al fina acabo inscribiéndose en un escisión de Izquierda Unida durante uno de los viajes a ver a su padre, a Madrid. Pero no llegó a tener contacto con los miembros de Valencia. Y su inscripción duró justo hasta el día siguiente de la incorporación de dicho grupo al PSOE.

Mis preferencias personales, más liberales y, por supuesto Valencianas, me hicieron decantarme por el partido Unión Valenciana, pero aunque participaba en los actos abiertos y tuve durante años la hoja de inscripción con las firmas de aval para entrar nunca llegué a entregarla. Mi amigo era hijo de padres divorciados y manejaba bastante dinero, yo, en una modesta familia cristiana no. Al final, antes de tener suficientes ingresos como para pagar las cuotas, moría Gonzalez Lizondo y Hector Villalba consumaba la traición pasándose al catalanismo momento en que rompí mi hoja de inscripción. Rita Barbera aprovechó el momento para arrastrar al PP el sentimiento Valencianista, que rápidamente sería traicionado por Zaplana y Camps con actos como la creación de la AVL y su entrega al catalanismo y el mantenimiento y aun incremento de los profesores catalanistas dentro de la educación.

El pasado domingo, con esperanzas en una subida que hiciera dar idea de una futura entrada en las Cortes, voté a Coalición Valenciana, única esperanza de revivir dicho espíritu. Pero no solo sirvió de poco sino que ademas hace pocos días su presidente foral ha anunciado la suspensión de actividades del partido.Me temo que con ello muere el espíritu de la Patria Valenciana. No por la decisión de Sentandreu, él solo ha sido el enterrador. Muere por el abandono de aquellos que se dicen valencianos, pero no les importa ser, ellos o sus hijos y nietos, catalanes. A los demás, al paso que vamos, solo nos queda el camino del exilio.

Hay muchas cosas que comentar sobre la delicada situación de España, y también de Valencia, pero sinceramente no tengo mucho animo para ello. También hay noticias, fuera del ámbito político, pero me temo que ambas cuestiones tendrán que esperar mejor estado de animo.

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