Cuando la mentira es inviable

 Estos días, como ya os he contado en más de una ocasión, estamos muy ocupados fuera de estos blog. En realidad no es que esté haciendo demasiado, de lo que sería realmente mi faena, pero sí me ocupa mucho tiempo el presionar a otros para que sus mentiras se hagan realidad.

La diferencia de la vida política y la vida real es que mientras los políticos, en sus nubes y con nuestro dinero, pueden seguir mintiendo impunemente, en los demás casos te pegas de narices con la realidad. No hay diferentes puntos de vista: si las cosas van, van, y si no, no. Y tarde o temprano se manifiestan.

Aunque en política también ocurra así, la diferencia es que aquellos que mienten no lo sufren (aunque también en el mundo real algunos sufrimos las mentiras de otros, solo me queda el consuelo de que aquellos que han mentido sí sufren sus consecuencias) y eso es algo que podemos ver en nuestra economía diaria.

En todo caso, no sé si podré editar la continuación del montaje de emergencia para el domingo u os ofreceré otro off-topic (no tengo ninguno de los dos ni tiempo para ello) pero de momento esto es lo que hay.

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