El siguiente tema de debate es qué hacer cuando alguien cercano se ofrece, incluso insistiendo en prestarte una ayuda que no deseas… o que no puedes asumir una vez aceptada.
Muchas circunstancias hacen que, básicamente, el bricolaje sea algo personal e individual. En ocasiones se realiza los fines de semana, cuando se dispone de tiempo, y muy a menudo se hace porque uno sabe lo que quiere y como lo quiere, pero reconoce que es difícil que otro lo haga de ese modo… y cuando es mucha la tarea a realizar esta que queda tiempo en espera.
Otra motivación para aceptar una ayuda, no realmente deseada, es la necesidad de cubrir varias incidencias urgentes…
Pero toda ventaja tiene su contraprestación y los inconvenientes pueden ser superiores a las ventajas… ¿o no?
Me interesaría mucho, queridos lectores, saber cual es vuestra experiencia en ese aspecto, si el dilema tiene una solución fácil… antes y después que se produzca… y aun antes y después de que haya hecho crisis.