El último paso para tener nuestra espada es forrar el mango con la cuerda. El objetivo es que tenga un buen agarre y no resbale, sobre todo porque con el sudor de las manos el plástico tiende a ser un tanto resbaladizo.
Si hemos adornado mucho nuestra espada, como les pasó a algunos compañeros, esta fase se complica, ya que tenemos que «enhebrar» la cuerda a cada vuelta… pero en fin solo es cuestión de tiempo.
Otra opción, que pensamos luego, es añadir las guardas y gavilanes una vez forrado el mango.