El otro día, en una tertulia durante una pausa para el café, surgió la cuestión de la división interna del PSOE provocada por la actitud de los diputados del PSC de votar a favor de la moción por el referéndum en Cataluña.
Uno de los compañeros miembro, o antiguo miembro de base del PSVP, al menos, no sé si lo sigue siendo, comentó que no veía nada malo en que ellos quisieran tener la oportunidad de decir no a la independencia y que no veía porqué el PP no lo aceptaba, ni tampoco otros lideres del PSOE.
Aunque este simple planteamiento parece fácil muestra hasta qué punto se ha engañado a gente simple y sin pensamiento propios. Dejando de lado el pequeño detalle de la necesidad de una reforma constitucional, ya que nuestra ley marco no permite la independencia de las partes y entrando en simples conceptos filosóficos, le indicamos algunos que tal referéndum, de convocarse debería ser en toda España y no solo en Cataluña.
A este respecto su respuesta fue tan tonta como simple y muestra hasta qué punto él y otros muchos están engañaos: ¿por qué el resto de España debería decidir sobre Cataluña? La respuesta es muy simple: porque si España es la nación y efecto de soberanía no hay una unidad menor que pueda decidir.
Convocar el referéndum en Cataluña, aunque se vote no, implica aceptar el hecho de que Cataluña es una nación diferente y un sujeto de soberanía diferente, lo que hasta ahora no se ha aceptado. Y en todo caso aún aceptándolo ¿no debería entonces alguien preguntarnos a los españoles si queremos que Cataluña forme parte del mismo estado y goce de nuestro nivel económicos, nuestras pensiones y nuestra moneda? ¿o es que acaso España no tiene derecho a decidir sobre su propio estado?
Pues esa es la cuestión que estos neofacistas del nacionalismo catalán nos niegan: ellos quieren decidir pero no que los demás decidan, ese es su verdadero déficit democrático.
