Desde más allá de la muerte

Si todo ha ido bien cuando leáis estas palabras estaré recuperándome y si no mi cuerpo estará a punto de convertirse en cenizas, cosa que realmente no espero. Pero, aunque el cirujano haya calificado de rutinaria la operación, el saber que uno va a ser dormido y que en inconsciencia total van a hurgar en tu cuerpo es algo que, en estos momentos previos en los que redacto esto no puede sino ponerme nervioso, muy nervioso.

En todo caso, vivo y convaleciente o no estas palabras os llegaran después de que mi cuerpo haya pasado por tan traumática experiencia, es la magia que los ordenadores pueden hacer por nosotros. He dejado programada una semana, lágrimas que se irán manifestando en su ritmo normal durante lo que espero sea mi convalecencia. Tras ella volveré, o sera el silencio total.

Cierto que hoy la ciencia y la técnica médica permiten que podamos pasar por la muerte (figurada en mi caso) de la anestesia, o incluso real (en los casos de operaciones más graves) cuando las operaciones afectan al corazón. No va a ser más que una corrección en las mandíbulas y la extracción de las no nacidas muelas del juicio (que por falta de espacio están afectando a mis huesos) lo que comparado con las operaciones más graves que se hacen todos los días puede ser rutinaria, pero para mí no dejará de ser la primera vez… aunque en realidad sea la segunda, pero la operación de garganta, a los cuatro años, esta tan lejos que aparte de una mascara sobre mi boca y nariz no recuerdo más, hasta verme en casa de mis padre pidiendo un helado.