Cortar o no cortar

Sin entrar en cual ha sido el mejor presidente desde el inicio de la democracia, y cual ha sido realmente el primero, o lo que es lo mismo dónde empezamos a contar la democracia, aunque está claro que para mí el punto de partida deben ser la elecciones posteriores a la ratificación de la constitución en diciembre de 1978, es decir las elecciones generales de 1979.
En realidad mi introducción viene porque pese a que las situaciones en las que el PP «ha heredado» el poder (que no ganado, al menos esta última, pues Mariano Rajoy no ha hecho nada para ganar las elecciones, salvo dejar que el otro se desgaste)  han sido muy similares, con una dura crisis económica, alto paro y una ETA crecida y envalentonada instalada en ayuntamientos, diputaciones, comunidades autónomas (vasca y navarra) y en el parlamento.
Sin embargo las acciones de ambos no tienen nada en común. Si nos fijamos bien las acciones de Aznar tienen más cercanía con las de otro presidente del gobierno, el primero de la democracia, aunque en ese caso no tras ganar las elecciones del 79, sino con las primeras acciones al ser nombrado presidente.
Suarez cortó con muchas de las convenciones que había instaladas en la política de su momento. Aznar también. Las primeras decisiones de Aznar, en temas económicos y de seguridad fueron un corte radical y total respecto a la política llevada a cabo por su antecesor. Eso le permitió ir de la primera victoria, exigua y mínima, a una holgada mayoría absoluta en la segunda legislatura.
Sin embargo, Mariano Rajoy se está, mostrando como una continuación del peor presidente de la democracia, hasta el punto de llegar, si sigue por ese camino, a quitarle el puesto de peor presidente de la democracia a Zapatero.
Sigue con sus mismas hipotecas políticas, sin recortar ni cargos públicos ni el exceso de empleados públicos en algunas áreas.
Sigue sin cerrar y liquidar las fundaciones y empresas publicas inútiles, que solo siguen para gastar dinero repartiéndolo entre amigos, amiguetes y amigotes.
Sigue sin eliminar las subvenciones a partidos políticos y sindicatos.
Sigue negociando, o aplicando la negociación del gobierno anterior, con ETA concediéndoles beneficios sin exigirles nada a cambio.
Sigue manteniendo a ETA en las instituciones y dándole dinero público.
Sigue… el camino más directo hacia una derrota aún más espectac