En muchas ocasiones es necesario mover cargas a diferentes alturas. Un caso con el que me encuentro día a día es con la labores del jardín, entre otras acosas porque la parcela en la que vivimos tiene una pendiente de casi dieciséis metros entre su punto más alto y el más bajo, o mejor dicho los tenia: ahora tras la realización de las obras del muro de vallado superior la diferencia es sensiblemente menor, aun así serán unos trece metros. Y la mera caída no es una descripción fiel de los muchos cortes y escalones, grandes o pequeños, que la llenan.
En las obras realizadas aprovechamos que nos tenían que traer tierra de relleno para que ubicasen parte de la misma en la zona más cercana a una jardinera que tenemos por rellenar, pero por cerca que la dejaron no podía evitar uno de los escalones, un muro de unos sesenta centímetros de alto.
La mejor opción para salvar el obstáculo son los tablones. Tablones de madera de pino de cuatro metros de largo, diecisiete centímetros de ancho y siete de grosor, muy usados en obras y similares.
El problema es que tanto por su longitud, como por tener ya unos años, se bambolean mucho al pasar sobre ellos… y aún se bambolearan más al pasar con la carga, llegando a correr el riesgo de romperse.
La solución nos vino del mismo material de obras: un bloque de hormigón de 40x20x20 y un saco de arena nos permiten establecer un punto de apoyo central para evitar el bamboleo.
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