Dejamos la semana pasada como última frase mi comentario sobre lo falso que es considerar una sentencia «salomónica» cuando contenta a ambas partes, cuando lo que en realidad hizo Salomón diciendo que partiesen al niño es averiguar quién era la verdadera madre y castigar duramente a la falsaria. Era un mero comentario adicional que no tenía que ver con la línea argumental, sino con mi consideración de que la «solución Boyer» para los alquileres no solo no contentó a nadie sino que tampoco fue como se le suele llamar «salomónica». Sin embargo, este pequeño comentario ha levantado más comentarios en las redes de los que ha generado el resto de la serie, y curiosamente los del resto, en su mayoría, han sido por «defender a los bancos» con mi planteamiento inicial de que todas estas sentencias, supuestamente a favor de los débiles, de devolver las cantidades de las clausulas suelo, gastos notariales y fiscales (sí, las hipotecas tienen gastos fiscales que no tienen los créditos personales, o sea que el estado las potencia porque se beneficia de ellas) y la conversión de nuestros actuales «préstamos personales con garantía hipotecaria» de nuestra legislación actual en «verdaderas hipotecas» con la obligación para los bancos de aceptar forzosamente la dación en pago, incluso aunque el bien se haya depreciado, lo único que va a traer consigo es que las hipotecas se encarezcan, o sea que si no lo pagamos los actuales hipotecados lo paguen los futuros, e incluso que pasemos de ser un país de propietarios a un país de alquilados.
