La primera verdad económica: Zapatero pinchó la burbuja de la construcción.

Podía haber esperado al sábado, e incluirlo en el off-topic, que cada vez más se decanta por la difícil situación política y económica de nuestra nación, España. Pero no es menos cierto que parte de este blog esta dedicado a la construcción y dentro de este he decidido incluir el presente comentario.

¡Por fin! Parece que el presidente José Luis Rodríguez, más conocido como Zapatero, ha dicho una verdad en materia económica. Lo he oído en la radio y lo cito de memoria, por lo que pese al entrecomillado puede que las palabras no sean textuales, pero sí son aproximadamente las pronunciadas en referencia a la herencia económica que dejo Aznar: “…una herencia económica de crecimiento y empleo falsa, basada en la construcción y la burbuja inmobiliaria que apenas soportamos año y medio o dos años antes de pincharla.”

Y debemos reconocer con toda razón que esa es la primera verdad. Podría poner algunas referencias, pero con el tiempo la confusión aumenta y cada vez es más difícil encontrar las referencias antiguas, que ni siquiera sé si se mantienen. Por ello si no os basta mi palabra solo os digo que lo busquéis, en algún sitio está: cierto que la crisis de las subprime significó una mayor cautela de los bancos a la hora de conceder hipotecas y unos mayores tipos de interés, tanto porque en un primer momento se aumentaron los diferenciales con el EURIBOR como porque al no fiarse unos de otros este subió, pese a que el BCE bajara los tipos de referencia. Pero las subprime no fueron los grandes causantes de la debacle inmobiliaria que acabó con continuas suspensiones de pagos en 2006. Lo cierto es que una mala (o al menos inadecuada) praxis por parte de la banca, copiada por las constructoras está en la base del problema: lo mismo que los bancos se financian con emisiones a corto para prestar en largo: los bonos de los bancos a uno, tres y cinco años o incluso prestamos a días, han sido la base de muchas de las hipotecas o prestamos a las administraciones públicas por parte de bancos y, en especial cajas de ahorros. Pero no solo eso: esta practica fue copiada por muchas constructoras con pólizas de crédito a meses (tres, seis) o años (uno, tres o cinco como mucho) bastante más baratas en su constitución que una hipoteca (y sobre todo en su liquidación si el cliente que compra la vivienda decide que no se subroga de la hipoteca de la constructora) aportando como avales las propias obras y, en mucha mayor parte, terrenos comprados a precio rural o algo mayor y recalificados por obra y gracia del alcalde de turno.

Pero esto fue cortado abruptamente por José Luis Rodríguez Zapatero: La ley del suelo que él aprobó en 2006 incluía un cambio que implicaba la muerte de la burbuja inmobiliaria y con ella de todo el crecimiento económico: Por obra y gracia del cambio legal cualquier suelo, por muy calificado de urbano o urbanizable que fuera, si no estaba ya realizada la obra urbana podía ser expropiado por cualquier administración (ayuntamiento, diputación, comunidad autónoma, estado,…) pagándolo a precio de suelo rural.

Naturalmente esto implica que el valor de dicho bien, sobre todo para la banca, pasa a ser el del suelo rural, y por ello los bancos, masivamente, se negaron a renovar los créditos, a menos que se ofrecieran nuevas garantías, que las constructoras no tenían. El final, el que todos conocéis: Martinsa, Fadesa, Llanera, Polaris,… y un largo etcétera de empresas, pilladas por su propia deuda o por las de estas con ellas.

En su despedida, pues, nuestro fatídico y pésimo presidente ha dicho por primera vez una verdad en materia económica: que él se cargó la burbuja inmobiliaria. ¿El resultado? El que todos conocéis o sufrís a final de mes ¿para qué extenderme más?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *