Reorganizar la librería es algo complicado… en especial cuando uno tiene más libros que espacio en el que ponerlos. Por ello he decido guardar en un segundo plano los libros de la época de estudiante y director de partidas de Rol, o de escritor y creador de un mundo de fantasía mágica, libros muchos de ellos adquiridos en la feria del libro antiguo y de ocasión a precio de saldo. Por supuesto, si no, no los habría adquirido sino que habría buscado las referencias, en otros casos lo hice, en la biblioteca pública.
El caso es que tampoco quiero deshacerme de ellos, porque si bien la época de escritor de fantasía está apartada (no puedo decir que liquidada pues en cualquier momento volveré a ella) por la ciencia ficción y la transcripción de las obras de fantasía (que en su día escribí en papel) pero no puedo asegurar que no vaya a necesitarlos. Por ello van a quedarse detrás de las carpetas de más uso, pero el problema es que no todos caben, no a menos que los pongamos en dos capas o en plano, solución que no me gusta del todo pues he leído que deforma los libros, e incluso en algunos caso no caben planos por el ancho que me queda detrás de las carpetas. Así que quería ponerlos en vertical. No puede ser del todo en su posición natural, por la altura, así que una tanda se va a quedar sobre el lomo, apoyado sobre otros libros más grandes.
El problema es que ponerlos sobre ellos tal cual, puesto que el fondo no es perpendicular a las paredes y además las carpetas tampoco nos dan, en ninguna posición, un hueco rectangular, hace que algunos libros se abran. Por ello, para evitarlo y distribuir el peso usamos una cartulina encima de los libros inferiores.
Otro truco, dónde ya no están las carpetas en segundo plano y disponemos de mas espacio, además que los libros son más bajaos y sí caben dos en la posición natural, es ponerlos de forma trasversal
Naturalmente esto es posible solo si todos los libros de cada bloque inferior tienen la misma altura.
Y finalmente ponemos delante las carpetas de más uso.
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