La mentira de las balanzas fiscales

España básicamente tiene dos entidades fiscales (es decir que recaudan): los ayuntamientos y el estado. El resto se dedican solo a gastar.
Los ayuntamientos recaudan tributos sobre los bienes radicados en su término municipal (IBI, comúnmente llamado contribución) y sobre los servicios que presta (alcantarillado, basuras,…) en general también establecidos en base a la ubicación de los bienes inmuebles, por lo que está claro que son sobre su propio termino municipal, por así decirlo, «sin mear en casa ajena».
En cuanto a los tributos del estado básicamente son de tres tipos: sobre los ingresos de las personas físicas, sobre los beneficios de las personas jurídicas (sociedades) y sobre el consumo (IVA, impuestos especiales).
En el primer caso de los impuestos estatales plantea procos problemas si uno quiere calcularlo por comunidad autónoma, ya que es muy bajo el porcentaje de personas que vive (o está censado) en una región y trabaja en otra. Pero el caso de sociedades es muy diferente. Y asociado a ellas el de los impuestos indirectos, ya que las sociedades liquidan también estos, con independencia de donde radique el cliente final que es quien lo paga, en la localidad (y por tanto en la región) donde tenga su sede social.
El otro día un periódico digital comentaba que la mayor parte, con mucha diferencia, del presupuesto de la Generalidad de Cataluña proviene de la provincia de Barcelona, siendo mucho menor el porcentaje de gasto en esta. De hecho, haciendo una comparación con la totalidad del estado establecía que Barcelona era más explotada por la Generalidad de lo que Cataluña completa lo es por el estado, sin que causara ninguna repercusión social (ni reclamación política). Y en gran medida eso es porque tanto el periodista que lo publicaba como los políticos que las invocan a nivel regional y se aprovechan de ellas, es que las balanzas fiscales son falsas.
Todo el IVA que pagan, por ejemplo, los clientes de Gas Natural Fenosa, Danone (en cualquiera de sus múltiples marcas), SEAT, Volkswagen, Nestle , Nutrexpa, Brugera, Editorial Planeta, Gallina Blanca, Henkel, Endesa Distribución Eléctrica, Nissan , Vueling, Caprabo,… y demás empresas radicadas en Barcelona se imputa a dicha provincia, aunque las fabricas estén en Valladolid, Cáceres o Córdoba y la venta sea en León, Valencia o Sevilla. Así mismo si son productos importados el IVA de la importación se liquida en el lugar de la sede social.
Y el ejemplo no es exclusivo con Cataluña, aunque puesto que son los que más hablan de balanzas fiscales he empezado por ellos. Lo mismo podemos decir respecto al País Vasco con empresas como Iberdrola, Eroski, Bridgestone, Sabeko,… o en el caso de Madrid con Ford, Repsol, BP, Endesa (corporación), Mapfre, MásMóvil, El Corte Inglés, Vodafone , CEPSA,… y otras.
El caso es que tanto los beneficios, lo que sería más difícil de imputar, según la venta aunque es posible, como en especial el IVA, da igual dónde se pague, porque fiscalmente se apunta como si estuvieras en la localidad de la sede social. Por eso las balanzas fiscales son falsas… y por eso tanto interés de los nazionalistas catalanes (más que nunca con la z de imperialistas) en que las empresas se muden y establezcan su sede en Barcelona, como cuando intentaron que Gas natural comprase Endesa en 2005, lo que al final se saldó con la adquisición t traslado de la gallega Unión Fenosa y con qué parte del negocio de Endesa trasladase su sede a Barcelona.
La única forma de calcular unas balanzas fiscales reales sería romper el mercado (al menos fiscalmente) y que las empresas declarasen sus beneficios e IVA en proporción a las ventas en cada autonomía.

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