Corporativismo empresarial y Caos

Lo mismo que la semana pasada os traigo aquí uno de mis artículos de literatura, en este caso uno en los que os hablo de mi novela Al borde del Caos.

Corporativismo empresarial y Caos

Ya en su día revisé ciertos conceptos asociados con el corporativismo, y como continuación de la serie sobre la filosofía anarcocapitalista y la Saga del Caos, por eso hoy he querido calificar el corporativismo como empresarial.

Cuando me planteé una sociedad en la que el estado desaparecía y era reemplazado por la iniciativa privada, al estilo del estado planteado en «La Luna es una cruel amante» de Robert A. Heinlein, fui consciente del principal problema que planteaba esa desaparición del estado: no iban a ser los pequeños empresarios individuales los que tomasen el mando sino las grandes compañías cuyo objetivo primordial de obtener beneficios está por encima del juego limpio y la igualdad de oportunidades. Solo un equilibrio entre esas grandes compañías podía sustituir al estado y dejar huecos, en aquellas cosas que considerasen peligroso o poco rentables, o ambas cosas, para la pequeña iniciativa privada.

Por eso en Anochecer en la red planteé que el «no estado» era una macro corporación formada por grandes compañías y corporaciones, en su día me imagine esas grandes compañías con sede en Valencia por ser de familias valencianas (que las hay, eso sí), aunque posiblemente si hay problemas la opción más fácil fuese cambiar la sede a otra parte de España, o del mundo, y dar la espalda a su tierra.

Cuando llegó al hora de abordar la creación de ese «no estado» de esa macro corporación que sustituía al estado en Al borde del Caos me salté directamente la romántica idea de crear un territorio de libertad y anarquía para empezar porque esas empresas y corporaciones creaban el «no estado».

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