Coches, ecologismo y política

La energía ni si crea ni se destruye, solo se trasforma, o al menos eso dicen las leyes de la física, que estudiamos en el colegio, y que como toda ley tiene sus excepciones que se la saltan, al menos en lo que a nivel práctico se refiere.

Y esto es así porque, aunque al convertirse en calor se mantiene la ley en su aspecto general, la energía trasformada en calor sin un proceso especifico de trasformación, no se puede recuperar. Dicho de otra forma: yo caliento agua en un recipiente cerrado para, con una única salida, mover una turbina que produzca energía eléctrica y esa forma de calor la puedo recuperar.

[¿Pierde el agua temperatura por hacer girar la turbina? Si no es así ¿de dónde sale la energía que produce la turbina, si asumimos que estaba en el agua caliente?]

Pero la energía disipada en forma de calor por los cables que traen la corriente eléctrica desde la central a mi casa… esa no la podemos recuperar.

Centrado el punto pasar de un coche a gasolina (o gasoil) a uno eléctrico consiste, a nivel energético, en sustituir la conversión de la energía derivada de la combustión de fracciones de petroleo en movimiento (el de las ruedas y, por tanto, el del coche) en la conversión de la energía de fracciones del petroleo en electricidad que viaja por los cables hasta la casa, donde cargara una baterías que convierten la energía eléctrica en química (al cargarse) y la química en eléctrica (al descargarse) que llega al motor eléctrico para convertirla en movimiento.

Demasiados pasos y demasiadas conversiones que necesariamente implican perdidas. Solo puede tener una justificación (aparte de oscuros motivos económicos) la implantación de vehículos eléctricos y es la eliminación del factor petroleo de la ecuación: únicamente en países que producen energía eléctrica por medios no viables en un vehículo, como es el caso de Francia y su opción primordialmente nuclear, tiene sentido un coche eléctrico puro. En el resto, no solo el balance energético sino también económico (pese a los mayores impuestos de los combustibles derivaos del petroleo) hace que el coche eléctrico sea únicamente una opción de capricho, pero no factible en términos prácticos. Otros casos, como los vehículos híbridos, donde el motor de gasolina carga las baterías y mueve el vehículo cuando estas están descargadas, pueden ser viables económicamente, para sus compradores, ya que, aun elevando los costes de adquisición y mantenimientos, bajan mucho el coste de combustible en el resultado final. Otras versiones que no tienen repercusión comercial y que, aunque no exclusivas, podrían ser coayudantes en la carga de baterías o en el movimiento del coche podrían ser la instalación de placas solares y / o molinillos generadores en el techo del coche… pero curiosamente en España, un país con tanto sol y bastantes vientos, nadie se lo ha planteado.

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