Una de las grandes cuestiones del bricolaje es la de las herramientas eléctricas: ¿Son mejores con cable o a baterías?
Cada uno tiene su opinión y desde luego cada herramienta, cada versión tiene sus ventajas. En algunos casos, por ejemplo un atornillador, es algo que no nos planteamos: con batería son más cómodos y realmente no hace falta mucho más que lo que estas aportan. De hecho aunque muchos taladros incorporan la marcha reversible pocas personas se plantean usarlos como destornilladores, salvo en casos desesperados para tratar de soltar ese tornillo que no hay forma de sacar, en alguno de los casos con una broca de cuchilla, una broca especial para extraer los tornillos.
Pero cuando se trata de taladrar la cuestión ya no está tan clara y las dudas surgen ante cada acción: ¿será suficiente la potencia del taladro a baterías para conseguir el agujero deseado? ¿O es necesario usar el taladro eléctrico, el que va conectado a la red con cable, en toda ocasión?
Lo cierto es que la respuesta no es simple. Si queréis mi opinión es recomendable tener ambos y usarlo conforme nos convenga: El taladro a baterías puede ser operativo y es más cómodo cuando se trata de taladrar materiales blandos: la mayoría de las maderas y casi todos los plásticos, así como los conglomerados de serrín o pasta de papel usados en carpintería en lugar de madera; también para los materiales más blandos de la construcción, como escayolas y planchas de yeso. Pero para los materiales más densos y duros, como metales, ladrillos, hormigón y algunas maderas duras como ébano y olivo nos obligaran a usar un taladro eléctrico de mayor potencia.
