Bricolaje y crisis

Como siempre tiempos de crisis y tiempos de bonanza son buenos para el bricolaje en distintas facetas. Mientras en los tiempos de bonanza el bricolaje se enfoca hacia proyectos suntuarios como adornos, maquetas, mobiliario accesorio, jardín, decoración,… en tiempos de crisis el enfoque es otro: reparaciones, pequeñas e incluso grandes, reformas necesarias pero inasequibles, si contratamos un profesional y en algunos, quizás demasiados casos, un cierto intrusismo profesional, o apariencia de ellos, a decir de los “profesionales” afectados.

Realmente, siendo sinceros, en el momento que empezamos a introducir el dinero en la ecuación debemos reconocer que deja de ser bricolaje. Ya planteé esta cuestión hablando de Mapfre y su campaña, y repito: no es que me parezca incorrecto el servicio, pero sí el uso de la palabra bricolaje en la campaña. Y antes de recibir vuestras criticas os recalcaré que he puesto profesionales entre comillas, por los muchos problemas que he tenido (precisamente por la falta de profesionalidad) con ellos, en la época de bonanza.

Pero hay otra vía en la que el bricolaje no se dedica a los propios esfuerzos, que algunos profesionales también les parece intrusismo, aunque yo no lo considero tal, y es la realización de pequeñas reparaciones, en especial a gente que no puede realizarlas por sí mismas, a cambio de otros favores, como pueden ser, clases particulares para los niños, o para el propio interesado, recogida de los niños del colegio o cuidarlos mientras los padres están fuera y otras muchas variantes.

No necesariamente hablamos de un intercambio de ti para mi, sino que puede plantearse a tres, cuatro o más bandas, e incluso dilatarse en el tiempo. Estoy hablando, por si alguien no lo sabe, de los llamados bancos de tiempo. Una opción que nace en algunos países de Sudamerica, según tengo entendido aunque podía estar equivocado, ante la caída del valor de la moneda y que ha sido importado con éxito en Europa, en los países que más están sufriendo la crisis como Grecia, España, Portugal,… como respuesta a la falta de coberturas sociales y a la voracidad recaudadora de un mega-estado incapaz de recortar las prebendas y beneficios de la casta política y sindical.

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